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23 mayo 2009

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
24 de mayo de 2009 (ciclo B, año impar)



Primera lectura
Lo vieron levantarse

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (1, 1-11)

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.

Una vez que comían juntos, les recomendó:

— «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»

Ellos lo rodearon preguntándole:

— «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»

Jesús contestó:

«No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines del mundo.»

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:

— «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»

Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 46, 2-3. 6-7. 8-9 (R/.: 6)

R/. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas.

O bien:
Aleluya.

Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.

Segunda lectura
Lo sentó a su derecha en el cielo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1, 17-23)

Hermanos:

Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.

Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Palabra de Dios

Aleluya
Mt 28, 19. 20

Id y haced discípulos de todos los pueblos — dice el Señor—;
yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

EVANGELIO
Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios

+ Conclusión del santo evangelio según san Marcos (16, 15-20)

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:

— «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.

El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.

A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»

Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.

Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor



COMENTARIO

Id al mundo entero
y proclamad el evangelio.

Celebramos hoy la fiesta de la ASCENSIÓN DEL SEÑOR, fiesta que tiene un significado profundo para nuestra fe. El significado de este último gesto de Cristo es doble. Ante todo, al subir al cielo revela de modo inequívoco su divinidad: vuelve al lugar de donde había venido, es decir, a Dios, después de haber cumplido su misión en la tierra. Además, Cristo sube al cielo con la humanidad que asumió y que resucitó de entre los muertos: esa humanidad es la nuestra, transfigurada, divinizada, hecha eterna. Por tanto, la Ascensión revela la "grandeza de la vocación" de toda persona humana, llamada a la vida eterna en el reino de Dios, reino de amor, de luz y de paz (cf. Benedicto XVI, Regina Coeli, 21-V-2006)

La Ascensión del Señor marca el cumplimiento de la misión de Jesucristo en la tierra y el comienzo de la misión de la Iglesia como continuadora de la obra de Jesucristo.

Por ello, la fiesta de la Ascensión del Señor es también eminentemente misionera y evangelizadora. Como Señor, Cristo es también la cabeza de la Iglesia que es su cuerpo. Elevado al cielo y glorificado, habiendo cumplido así su misión, permanece en la tierra en su Iglesia (cf. Catecismo, 669). Jesucristo envía a la Iglesia -te envía también a ti- a continuar su obra de salvación para todos los hombres de todos los tiempos.

En el Evangelio vemos como Jesucristo envía a los Apóstoles a ser sus testigos, a predicar la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos. Además, Jesús nos promete el don del Espíritu Santo de Dios para que podamos vivir desde ahora en comunión con Dios nuestro Padre, como hijos verdaderos, siguiendo sus ejemplos, recibiendo su influjo vivificador en el fondo de nuestros corazones, anticipando en la piedad y la fraternidad la vida gloriosa y dichosa del Cielo.

Por ello, es necesario que despiertes y te preocupes de verdad por recoger el encargo de Jesús y ser luz del mundo y sal de la tierra. Es necesario que descubras que el mundo en que vives necesita urgentemente una Nueva Evangelización.

Porque vivimos en una sociedad que quiere olvidarse de Dios, que quiere vivir como si Dios no existiese; una sociedad en la que se han perdido gran parte de los valores cristianos, e incluso algunos de los grandes valores humanos, y los ha sustituido por la idolatría del dinero, el poder, el placer, la imagen...

Una sociedad que, además de haberse olvidado de Dios, se ha olvidado también del hombre: los ataques a la vida humana –desde la concepción hasta la muerte natural–, los intentos de destruir la familia, la marginación y exclusión social, el incremento de la agresividad y la violencia, el olvido de los pobres, la falta de misericordia y solidaridad con los débiles y los que sufren, la corrupción moral, la crítica sistemática a la Iglesia y la ridiculización de los valores cristianos, el desprecio de los derechos humanos... son síntomas claros de que la sociedad actual está enferma; son síntomas evidentes de que la sociedad actual necesita una nueva y urgente evangelización.

Y esta es nuestra misión. Esta es la misión que el Señor hoy te encomienda: Unidos a Jesucristo, el único Señor y Maestro y viviendo en comunión con la Iglesia, continuadora de la misión de Cristo, los cristianos hemos de ser sus testigos en cualquier circunstancia y ocasión. El mundo de hoy necesita tu testimonio: el testimonio de tu vida y el de tus palabras. El mundo de hoy necesita que seas luz que brille en la oscuridad, necesita que seas sal que dé sabor y que limpie la podredumbre. Y has de perder el miedo, has de ser capaz de dar la cara por Cristo, de alumbrar hasta el último rincón de la tierra.

¿Qué estás haciendo para lograr esta nueva Evangelización? ¿Qué más puedes hacer para que nuestra sociedad sea más cristiana, para que se recuperen los valores cristianos que se están perdiendo? ¡Anímate! ¡El mundo de hoy necesita tu testimonio! ¡A tu lado hay quien necesita tu luz y tu palabra! ¡No le defraudes!

Compromiso semanal

Plantéate qué cosas concretas tienes que hacer para que nuestra sociedad sea más cristiana.

La Palabra del Señor, luz para cada día

1ª lectura: Hechos 1, 1-11. Le vieron levantarse.

El misterio de la Ascensión abre la Iglesia al futuro. La Iglesia no predica a un Cristo que vivió y murió, pero que en realidad ya pasó; predica a un Cristo vivo, presente en la historia y actuando en el mundo. La Ascensión nos invita a seguir el camino de Jesús, mirando al futuro, entregados a la difusión de su mensaje, de la salvación que él mismo es.

Salmo 46, 2-3. 6-7. 8-9. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.

Este salmo expresa magníficamente el gozo por el triunfo de Cristo, sentado a la derecha de Dios. Y mientras llega el día en que todas las criaturas del cielo y de la tierra alaben al que está sentado en el trono y al Cordero, este canto mantiene nuestra esperanza y sirve para confesar que el triunfo de Jesús se extenderá a todos los pueblos de la tierra.

2ª lectura: Efesios 1, 17-23. Lo sentó a su derecha en el cielo.

Pablo pide a Dios que los efesios puedan comprender tres realidades:

• La fuerza transformadora de la esperanza a la que han sido llamados. Hay que ver la vida a través de Cristo y su Espíritu que nos introduce en las riquezas mismas de Dios.
• La extraordinaria grandeza del poder de Dios que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos.
• La Iglesia como “plenitud” de Cristo. Él comunica a la Iglesia todas las riquezas que posee. La Cabeza y el Cuerpo forman una unidad inseparable. La Iglesia continúa y lleva a plenitud la redención de Cristo.

Evangelio: Marcos 16, 15-20. Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.

Jesús se aparece a los Apóstoles y le envía a proclamar el evangelio a toda criatura, un evangelio que obliga a tomar postura, que se convierte ineludiblemente en juicio de salvación o de condenación y que ya desde ahora manifiesta su eficacia en quien lo acoge con fe. La exaltación del resucitado indica su entronización junto a Dios como Señor; la consecuencia inmediata para los Apóstoles es el lanzamiento a la misión recibida. En esta misión nada tienen que temer. Cuentan con la asistencia eternamente presente de Cristo resucitado. Él no puede fallar. Él asegura que la proclamación del evangelio no se interrumpirá a pesar de los fallos de los hombres.



CALENDARIO LITÚRGICO

Lunes 25
San BEDA el Venerable
Hch 19, 1-8 Entonces Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos.
Sal 67, 2-7 Reyes de la tierra, cantad al Señor
Jn 16, 29-33 Tened ánimo, yo he vencido al mundo.
Reza por los que dudan y están a punto de caer.
Martes 26
SAN FELIPE NERI, PRESBÍTERO
Hch 20, 17-27 Nada me importa mi vida, ni es para mí estimable, con tal de llevar a buen término mi carrera y el ministerio que he recibido de Jesús, el Señor: dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
Sal 67, 10-11.20-21 Reyes de la tierra, cantad al Señor.
Jn 17, 1-11a Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique.
Reza por el mundo, para que conozca y ame a Cristo
Miércoles 27
SAN AGUSTÍN DE CANTORBERY, OBISPO
Hch 20,28-38. Os dejo en manos de Dios, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia.
Sal 67. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Jn 17,11b-19. Que sean uno, como nosotros.
Vive en actitud de servicio
Jueves 28 Hch 22, 30; 23,6-11 Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos, y me juzgan por creer en la resurrección de los muertos.
Sal 15, 1-11 Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Jn 17, 20-26 Pero no te ruego sólo por ellos, sino también por todos los que creerán en mí por medio de su palabra.
Reza por los que se han apartado de la Iglesia.
Viernes 29 Hch 25, 13-21 Sólo lo acusaban de ciertas cuestiones referentes a su propia religión y a un tal Jesús, ya muerto, que, según Pablo, está vivo.
Sal 102, 1-2.11-12.19-20 El Señor puso en el cielo su trono.
Jn 21, 15-19 Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te amo. Entonces Jesús le dijo: apacienta mis ovejas.
Reza por el Papa y los Obispos.
Sábado 30
San FERNANDO
Hch 28, 16-20.30-31 Quería veros y conversar con vosotros.
Sal 10, 5-8 Los buenos verán tu rostro, Señor.
Jn 21, 20-25 Detrás de ellos venía el otro discípulo al que Jesús tanto quería.
Da testimonio de Jesucristo.
Domingo 31
PENTECOSTÉS
Hch 2, 1-11. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno.
Sal 103, 1.24.29-31.34 Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Gál 5, 16-25 El fruto del Espíritu es: amor, alegría, amabilidad …
Jn 20, 19-23. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo.
Reza por tu familia y por la parroquia


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