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04 mayo 2009

PEQUEÑO ERROR…


Una familia inglesa pasaba sus vacaciones en Escocia, y durante uno de sus paseos observaron una pequeña casa de campo, que les pareció adecuada para sus próximas vacaciones. Preguntaron quién era el dueño, y éste resultó ser un Pastor de la Iglesia Anglicana, al que se dirigieron para que les enseñase la finca. El propietario, amablemente lo hizo, comprometiéndose para alquilarla en sus próximas vacaciones.

Ya de regreso a Inglaterra, repasaron la memoria de todas las habitaciones, dándose cuenta entonces de que no les había enseñado el W.C.. Dado lo meticulosos que son los ingleses, decidieron escribir inmediatamente al Pastor, rogándole les indicara donde estaba situado dicho lugar, y le escribieron la siguiente carta:

“Respetable y señor nuestro: Hace unos días visitamos su casa de campo, con la idea de alquilarla, y como ya le dijimos, fue de nuestro agrado, encontrándonos dispuestos a disfrutar de ella en las próximas vacaciones. Nuestra carta de hoy es únicamente para rogarle que se sirva indicarnos donde se encuentra situado el W.C., ya que con las prisas se nos olvidó preguntarle por tan importante lugar.

Sin más por hoy, le saludan atentamente, etc., etc.”.

Recibió el Pastor la carta, y al desconocer la abreviatura del W.C., creyó que “dicho importante lugar”, sería WELL CHAPEL , la capilla anglicana de la cual era el párroco, y contestó de la siguiente manera:

“Estimados Sres.: En mi poder su atenta carta pidiéndome informes sobre el lugar donde está emplazado el W.C., y con gran pesar debo decirles que se encuentra situado a 12 kilómetros de la casa, lo cual es demasiado molesto si se tiene la costumbre de ir con frecuencia. Hay una línea de autobuses que pasa cerca, y los que la usan llegan siempre en el instante preciso. Otros van a pie, y suelen llegar con retraso. Es conveniente llegar temprano, pues si no, les pasará como a mi mujer, que tuvo que soportar el acto de pie. Y desde entonces no ha ido más a estos servicios. El lugar es amplio, y como es único para toda la comunidad, tiene una cabida para 100 personas sentadas y 400 de pie. Muchas personas suelen llevar la comida, para así no tener que volver por la tarde. Los asientos son de terciopelo rojo, y mientras dura la sesión, un coro de niños entona canciones alegóricas a tan importante momento. Hay también aire acondicionado para evitar los olores que despiden tan grandes aglomeraciones. A la entrada se les da un papel, y la persona que no alcanza el reparto del papel, puede usar el del compañero de asiento, pero a la salida deben devolverlo, para seguir usándolo el resto de la temporada. Todo lo que allí dejan depositado los que allí acuden, sirve para dar de comer a los más pobres de la parroquia.

Además disponemos de fotógrafos, los cuales se encargan de retratar a las personalidades más importantes durante sus funciones, con el fin de publicar su fotografía en el periódico semanal, para que sirva de ejemplo de este santo y saludable lugar, donde todos debemos ir con alegría en el corazón y con la seguridad de que hemos de salir con el cuerpo aligerado de la gran pesadumbre que en él atesoramos.

En la seguridad de poder contarles entre nuestros benefactores, para tener el gusto de verlos entrar preocupados y salir satisfechos, atentamente les saluda…”.


Angel.

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